El pasado jueves 23 de octubre, contamos en el Seminario Diocesano san Fulgencio,con la presencia del Arzobispo de Cuttack - Bhudaneswar de Orissa (India), Mons. John Barwa, que nos habló sobre la situación de persecución y discriminación que sufren los cristianos en su país. Mons. Barwa estudió Ciencias Económicas antes de entrar al Seminario, se formó en Liturgia en Roma, pertenece a la Congregación Verbo Divino, y ha desempeñado sus funciones como Obispo durante cinco años, y tres como Arzobispo en la provincia de Orissa.

Estuvo acompañado en su ponencia por Dominique, Coordinador de la Fundación de la Santa Sede “Ayuda a la Iglesia Necesitada”, que nos expuso la labor pastoral que la Iglesia desarrolla en los ciento sesenta países del mundo donde está presente el fenómeno de la discriminación y persecución contra los Cristianos. En dicha tarea, destacó la importancia y la dificultad de que los sacerdotes y religiosos lleguen al pueblo, muchas veces debido a la propia orografía del terreno.

En los últimos cinco años, hay en el mundo trescientos cincuenta millones de Cristianos perseguidos y discriminados, bien sea por motivos políticos o religiosos, cuyas zonas geográficas se encuentran distribuidas principalmente entre Arabia Saudí, Cuba, Pakistán, Irak, Nigeria, Egipto y la India. En muchas de estas zonas, ir a la iglesia para celebrar la Eucaristía supone arriesgar la propia vida.

Mons. Barwa nos expuso que en la India, ser cristiano, implica pertenecer a las castas más bajas en las que se estructura la sociedad, y que la labor de la Iglesia católica, ha sido desde su Evangelización por las Comunidades de Franciscanos y Paules, dignificar la situación de estas personas.

La persecución más sangrienta se produjo en 2008, cuando las castas elevadas de la sociedad, consideraron un ataque contra la distribución de roles por niveles sociales, la actividad pastoral que realizaba la Iglesia. Durante este periodo, un centenar de personas fueron masacradas por defender la Fe católica, y más de seis mil casas de Cristianos y trescientos cincuenta edificios sociales y de culto fueron destruidos. Compartió el testimonio personal de esta persecución siendo testigo de ella en el ámbito familiar, pues una sobrina religiosa junto a otro sacerdote fueron perseguidos, denigrados e incluso, la religiosa, violada a causa de su fe en Cristo.

Pero dicha persecución no ha conseguido acabar con la Fe de los Cristianos, sino todo lo contrario. Actualmente, acude un gran número de personas a las inauguraciones de las Iglesias que habían sido destruidas, habiéndose incrementado en los últimos meses los Cristianos practicantes, contándose además con multitud de vocaciones sacerdotales y religiosas.

Al finalizar su exposición, se mostró esperanzado, puesto que considera que un fenómeno de persecución como el vivido en los últimos cinco años, no se va a volver a producir en su país, al desarrollar la Iglesia católica una actividad de protección de la salud y de educación que beneficia entre un treinta y un cuarenta por ciento de la sociedad, constituyendo los católicos sin embargo, tan sólo un dos por ciento de la misma.

Agradeció que el primer Obispo que tuvo en su Diócesis fuera español, así como el apoyo tanto a través de la Oración, como por las ayudas económicas percibidas.

En el turno de preguntas, destacó que la relación entre los católicos y los musulmanes en la India, era fluida, ya que ambas religiones constituían una minoría en dicha sociedad; que las vocaciones iban más bien orientadas hacia la vida religiosa, más que a la vida sacerdotal; que la cercanía del Papa Francisco y su sencillez de vida estaban calando en su Diócesis; que como minoría, los católicos debían de reafirmarse; y que la Religión Cristiana había sido la más perseguida a lo largo de la historia debido a motivos Bíblicos, históricos, por ser la Religión más indefensa, y también a la tibieza de los propios cristianos, por lo que nos exhortó a ser seminaristas comprometidos y santos, dispuestos a dar nuestra propia sangre por la Fe.