El pasado miércoles 18 de febrero, Miércoles de Ceniza, tuvo lugar en la Capilla Mayor del Seminario el retiro de Cuaresma para los seminaristas mayores fulgentinos y los del Seminario Redemptoris Mater. Este retiro fue dirigido por el Obispo de la Diócesis de Cartagena, D. José Manuel Lorca Planes. Comenzó a las 4 de la tarde con la Exposición del Santísimo y el rezo del Santo Rosario: de mano de María comenzábamos la tarde.

El retiro estuvo dividido en dos meditaciones. En la primera de ellas, D. José Manuel llamaba a vivir la Cuaresma desde la novedad, la transparencia, la verdad y la conversión. "Convertíos y creed en el Evangelio", escuchábamos en la imposición de la ceniza en este día. Se propuso el ejemplo de san Agustín como una vida entregada a la búsqueda de la verdad: el santo africano quería encontrarla, pero la buscaba en cosas que no le satisfacían. La verdad es Cristo, y san Agustín se acabó encontrando con su Amor, y sabiéndose imperfecto, aunque aspirante a la perfección de Jesús. Asimismo, el señor Obispo nos llamó a pedir el don de la fe con insistencia, que no es otra cosa que fiarse de Alguien que nos ama y dejarnos poseer por Él.

En la segunda meditación de la tarde, se nos llamó a contemplar los Salmos 18 y 19. Estamos llamados a caminar con Cristo, que nos conforta y alienta; también somos enviados a ser profetas en medio del mundo, aunque este tesoro de la fe vaya en las vasijas de barro que somos nosotros, sabiendo que Dios es el que lleva nuestra historia y nuestra vocación: Él es capaz de sacar lo bueno de lo malo. Le dirá el ángel Gabriel a María: "...porque para Dios nada hay imposible". Del mismo modo, se nos llamaba a ser ejemplares, a aspirar a la perfección, a crecer en fidelidad al Señor, sabiendo que sembraremos mucho para recoger poco y que esa fidelidad es "el amor que se resiste al paso del tiempo". Lo más importante será predicar a Cristo, y éste, crucificado: Él es nuestra salvación y nuestro camino en esta Cuaresma que comenzamos.

Terminadas las meditaciones y los espacios de oración personal, se celebraron las Vísperas y posteriormente se reservó el Santísimo Sacramento, que durante toda la tarde presidía la Capilla Mayor del Seminario.

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