"Tened los mismos sentimientos que Cristo (Flp 2,5)". Con esta cita del Apóstol San Pablo, Antonio y Eduardo expresan lo que sienten en su corazón ya próxima su ordenación de diáconos, que tendrá lugar en la parroquia San Nicolás de Bari (Murcia), el domingo 15 de diciembre a las 17:00 horas, presidida por el obispo de nuestra diócesis D. José Manuel Lorca.

Es un motivo de inmensa alegría, no sólo para nuestro seminario, sino para toda la Iglesia diocesana, porque van a recibir el Orden de los diáconos dos nuevos hermanos para que, "confortados con la gracia sacramental, en comunión con el obispo y su presbítero, sirvan al pueblo de Dios en el ministerio de la liturgia, de la palabra y de la caridad" (LG 29).

Os dejamos el testimonio de uno de ellos, Antonio Lucas, en el que nos muestra como Dios ha pasado por su vida y le ha ido llamando a estar con Él:

"Me llamo Antonio Lucas Belmar, soy de Mazarrón y tengo veintitrés años. Tengo que decir que mi vocación no ha surgido en un momento puntual de mi vida ni por ningún acontecimiento clave. Mi vocación surgió en mi vida cotidiana que ahora con más desarrollo iré contando.

Me gustaría empezar con mi situación familiar, porque mi familia era cristiana en los momentos puntuales como bautizos, bodas, entierros, es decir, sacramentos. A la edad de ocho años mi madre padeció un cáncer y a raíz de esa enfermedad ella se acercó a la Iglesia. Desde entonces yo iba con mi madre a misa todos los domingos. Cuando hice la comunión quise ser monaguillo, ya que mi primo era. Me gustaría destacar este afán de seguir en todo a mi primo. Esto es debido a ser hijo único y me he criado con dicho primo que era siete años mayor que yo y al que tenía como referencia. Esto fue lo que me impulsó a ser monaguillo.

Antonio Lucas diacono - Seminario de Murcia - Diocesis de Cartagena

Cuando era monaguillo fui disfrutando más de cada celebración e incluso acompañaba al sacerdote a las misas fuera de mi parroquia como era la ermita de Bolnuevo. En alguno de aquellos viajes el párroco me preguntó si me gustaría ser sacerdote y yo con mis diez años contesté que sí. Esto se debía a que me gustaba la vida del sacerdote y me llamaba la atención, la vida de servicio y disponibilidad que Él tenía.

Esa pregunta que me formuló aquel sacerdote, se quedó olvidada dentro de mi corazón, cuando empecé el instituto me acerque mucho al fútbol y con amigos que no eran de misa, me deje arrastrar por ellos. Me alejé un poco de la vida parroquial, aunque iba a misa todos los domingos.

 

Más tarde volví a involucrarme en la Iglesia, volví a ser monaguillo y a dar catequesis de comunión.

En el tiempo que estuve alejado de la vida parroquial, la pregunta que me hizo aquel sacerdote estaba latente en mi corazón y me hacia preguntarme. Con el tiempo esa pregunta era como martillo que sonaba en mi cabeza con más fuerza. El momento clave fue en el año jubilar que se tuvo en Mazarrón en el que en una homilía se dijo: “los sacerdotes son los labios de Dios en el mundo”. Aquella frase toco mi corazón y me hizo reflexionar sobre el “sí” que dije a mis diez años.

 

La semana después de ese día tan señalado para mí, se lo conté al párroco y estuvimos discerniendo sobre esa posible vocación. Ese mismo año hubo una convivencia vocacional en Isla Plana a la cual fui y vi que posiblemente ésta podía ser la vocación de Dios para mi vida.

Después de la convivencia vocacional quería abrir más las puertas a Dios y quise probar en el curso introductorio. Después de esta experiencia decidí entrar en primero, y aquí estoy, con la ilusión del primer día, de entregar mi vida a Dios y a la Iglesia."

 

Ordenacion Antonio Lucas - Seminario de Murcia - Diócesis de Cartagena

   
   

Hagámonos presente en la celebración de una manera o de otra, con nuestra asistencia o nuestra oración, dando gracias a Dios por estos dos nuevos regalos que hace a la Iglesia de Cartagena.