El pasado sábado 10 de enero tuvo lugar una jornada de experiencia vocacional con el Seminario Menor, a la que acudieron cuatro chicos. Esta actividad consistió en pasar un día entero con los seminaristas menores en su totalidad, tanto internos como externos.

La jornada comenzó con la acogida, a las diez de la mañana, y una breve oración en la que se nos animaba a escuchar la voz de Jesucristo y a seguirle desde la vocación que Él tiene pensada para cada uno de nosotros, a través de la historia de la llamada de Samuel y una meditación. Posteriomente, tuvimos unas catequesis por grupos, durante las cuales reflexionamos sobre la llamada que el Señor nos hace y el porqué de nuestro seguimiento a Él.

Durante el rato de estudio que tuvimos los seminaristas, los chavales que habían acudido a la jornada vocacional recorrieron la casa para conocer más sobre nuestro Seminario. A la una del mediodía celebramos la Eucaristía, que fue presidida por nuestro formador, D. Abel Rosa, y concelebrada por el Rector de los Seminarios Mayor y Menor, D. Sebastián Chico. En la homilía, nos animó a ir tras el que, en la sinagoga, mostró al pueblo que Él era el ungido por el Señor, el enviado a dar la Buena Nueva a los pobres, a anunciar a los cautivos la libertad y a los ciegos la vista (cf. Lc. 4, 18-19). Al término de la celebración, comimos y, durante la siesta, se proyectó una película.

Más tarde, hicimos deporte, merendamos, nos aseamos y estudiamos. A las ocho de la tarde rezamos las Vísperas Solemnes con Exposición del Santísimo, junto al Seminario Mayor, y hubo un tiempo de meditación de una media hora aproximadamente en la que se leyeron dos textos del Evangelio. La jornada concluyó con la cena de los chicos que habían acudido a esta experiencia, el equipo de formadores, y los seminaristas mayores y menores.

Damos gracias al Señor por el regalo de la vocación, por el regalo del Seminario y por el regalo de la jornada espléndida que tuvimos el sábado. Asimismo, le pedimos por los chavales que nos visitaron en ese día y por nosotros, para que nos mantenga firmes en la vocación: que no deje de mandar obreros a su mies. Que nunca falten, tanto en el Seminario Mayor como en el Menor, jóvenes dispuestos a dar la vida por y para Cristo.

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