Hola amigos:
Me llamo Andrés, tengo 19 años y soy de la parroquia deLa Purísima- SanFélix de Zarandona.
Mi vocación podría decirse que comenzó cuando tenía 9 años. Después de hacer la primera comunión, me alejé unos meses de Jesús y de la parroquia. Pero al empezar el nuevo curso escolar, jugando en el patio del colegio con mis amigos, me invitaron a ir a la parroquia para ayudar al sacerdote de mi pueblo como monaguillo.
Me impresionó ver la alegría del párroco y la paciencia que tenía con los monaguillos, pues éramos unos veinte monaguillos y os imagináis, las Misas eran muy divertidas. Descubrí que Dios era alegría infinita y desde entonces empecé a vivir una unión más estrecha con Jesucristo.
Al pasar D. Fco Aroca, mi cura, nos invitó a dos de los veinte monaguillos a ir a un encuentro que se celebraba en el Seminario. Aquella casa me impresionó, y hablando con los Seminaristas Menores y el formador, sentí que el Señor quería algo más de mí. Entonces pensé, qué felices los veo, ¿por qué yo no podría ser uno de ellos? ¿por qué no sacerdote?
Se lo conté a mi párroco y a mis padres y me animaron, y así comenzó mi etapa en el Seminario Menor, por la que doy gracias a Dios y a la iglesia, y que nunca olvidaré.
Este último año antes de entrar al seminario mayor es donde he sentido más fuerte la llamada de Dios y mi amistad con ÉL. Gracias a esos ratos de intimidad en mi oración de cada día.
Tengo que dar Gracias a Dios porque me ha dado una familia que siempre me han apoyado en mi vocación sacerdotal.
Y ahora esta semana antes de entrar al seminario mayor, el día 12 de septiembre estoy nervioso, como el primer día que entré al seminario menor lleno de ilusión, y deseando que llegue el día en que me Consagre ala Señora.
Pero amigos, en este camino no es bueno estar solos, a mí me ayudó mucho la dirección espiritual y la amistad fraterna para seguir sorteando las dificultades del camino y perseverar en fidelidad a la llamada de Cristo.
Y os digo, que mi vocación se apoya en tres columnas: el amor a Jesús Sacramentado, a la Virgen y al Papa.
Antes de terminar este carta quiero exhortar a todos los jóvenes y a los niños que se están planteando la vocación al sacerdocio, que no tengan miedo y aprovechen este regalo del Señor y como la Virgen María digáis SI a la llamada de Dios.
Gracias.
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