[p]Del 14 al 28 de Julio Álvaro, Miguel Ángel, Antonio, Juan de Dios, Pablo y Samuel estuvimos de misión rural en los pueblos del Estrecho de San Ginés y Llano del Beal. Han sido 15 días en los que hemos podido compartir nuestra Fe con las personas del pueblo y dar a conocer nuestros testimonios de vida cristiana y de seminaristas.[/p]
[p]Podríamos decir que ha sido como un adelanto de lo que será nuestro ministerio una vez que nos ordenemos: estar con la gente, alentarla y formarla en la fe, acercarse a los jóvenes, trabajar con los niños, organizar actividades con ellos, visitar a los enfermos…[/p]
[p]Durante la primera semana fuimos pasando por todas las casas para conocer a los habitantes del pueblo e invitarles a las actividades que íbamos a realizar. Como anécdota decir que al principio nos confundían con los “testigos de Jehová” y se nos mostraban un poco reacios a abrirnos las puertas, pero en seguida se dieron cuenta que no y nos acogieron como si fuésemos sus hijos y respondían a todas las actividades que programamos.[/p]
[p]En la segunda semana nos dedicamos más a realizar actividades y juegos con los niños y jóvenes del pueblo y por las noches en la plaza principal anunciábamos al Señor y contábamos como nos habíamos encontrado con Él, dándoles una pequeña catequesis- coloquio.[/p]
[p]De entre todas las actividades destacamos la misa de envío que tuvimos el primer día donde D. Pedro, el párroco de estos pueblos, nos enviaba como misioneros y al cual agradecemos su atención y damos las gracias por confiar en nosotros. Otra actividad emotiva fue el cine en familia que hicimos una noche en la plaza, el partido de futbol con los jóvenes, la guerra de agua, la gymkana teniendo como referencia el logotipo del año de la fe, la celebración de la unción de enfermos y la misa de despedida donde los matrimonios renovaron sus promesas.[/p]
[p]Damos gracias a Dios por estos días que nos han servido a nosotros para crecer como personas e ir creciendo en la cercanía con el Señor a través de los retiros, celebraciones y catequesis y por el buen recibimiento y la acogida por parte del pueblo. Como el sembrador, nosotros hemos esparcido la palabra de Dios en sus corazones y ahora toca seguir rezando para que el Señor haga que esa semilla pueda dar fruto y fruto abundante.[/p]