[p]“Queremos dar gracias a Dios por haberos conocido y por haberos puesto en nuestro camino ya que hemos pasado una etapa maravillosa con vosotros que ha durado dos semanas, es poquito tiempo pero a la vez suficiente para ayudarnos a crecer como personas, madurar en nuestra fe, conocer la Felicidad y el amor infinito junto a nuestra familia y sobre todo junto a Dios”. Testimonio jóvenes de Aledo.[/p]

[p]Este verano ha tenido un cariz especial para los Seminaristas Mayores, el pasado 15 de julio domingo iniciábamos tres misiones rurales, tres experiencias de Nueva Evangelización que el señor Obispo propuso a nuestro Seminario.[/p]

[p]Aledo, Valentín y Singla han sido los pueblos que han acogido esta iniciativa donde los seminaristas hemos pretendido despertar y alentar la fe de los ciudadanos de estas localidades, de aquellos que ya han tendido un encuentro personal con el Señor y de aquellos que se encuentran más alejados.[/p]

[p]Recogiendo la tradición de las “misiones populares” que tanto bien han realizado a las parroquias, los seminaristas programamos una serie de actividades durante los quince días, que ha durado la misión, donde el eje de cada día ha sido la oración, laudes y vísperas, y la Eucaristía. Durante la primera semana fue el momento de un primer encuentro mediante la visita a todos los hogares de estos pueblos, donde pudimos compartir con las familias sus alegrías, preocupaciones, sufrimientos, esperanzas… fueron días de diálogo donde comenzaron a fluir profundas experiencias de Dios.[/p]

[p]Si la primera semana fueron días de convocatoria y pequeños encuentros con agentes de pastoral de la parroquia, actividades con los niños y jóvenes, además de salir al encuentro de los jóvenes más alejados, la segunda semana estuvo marcada por las catequesis, donde propusimos a los niños, jóvenes y adultos un itinerario donde pudieran refrescar o descubrir su condición de cristianos y la necesidad de vivir en comunidad. También hubo ocasión durante estos días para visitar de un modo especial a los enfermos e invitarlos a la celebración donde recibieron el sacramento de la unción de enfermos, realizar una celebración de la reconciliación y poder renovar el “sí” que un día se dieron los matrimonios.[/p]

[p]Han sido, sin duda, días de gracia donde el Señor se ha mostrado grande con las personas con las que hemos tenido la oportunidad de encontrarnos y también con nosotros, los seminaristas, pues nos ha mostrado la profundidad de la fe de las personas que forman estas parroquias y también los deseos de Dios que se encuentran en los corazones de aquellos que por distintas razones se encuentran un poco más alejados. También han sido días para rezar, crecer, amar, compartir, sufrir, sobrecogerse, celebrar,… junto con aquellos, que si Dios quiere, algún día serán el pueblo que el mismo nos encomiende.[/p]

[p]Damos gracias a Dios por la oportunidad que nuestro obispo, D. José Manuel y el Seminario nos ha ofrecido este verano con estas misiones rurales. Especialmente damos gracias a Dios por los párrocos que nos han acogido y que han compartido con nosotros el día a día de su ministerio y finalmente por todos aquellos niños, jóvenes y adultos, que confiados en el Señor, han hecho posible que estas misiones hayan sido una verdadera experiencia de Dios, mostrándonos su profundo amor a Cristo y a la Iglesia.[/p]

[p]La misión no ha terminado, os pedimos que sigáis rezando por los frutos de estas, para que en septiembre se puedan retomar en estas parroquias la actividad pastoral con un nuevo ardor evangelizador y misionero.[/p]