El domingo 2 de febrero de 2025, a las 17:30 horas, la Parroquia de San Lorenzo en Murcia se llenó de familiares, amigos y fieles para acompañar a Gonzalo Portillo Rodríguez en uno de los momentos más importantes de su vida: su ordenación sacerdotal de manos de nuestro obispo, Mons. José Manuel Lorca Planes.
La celebración coincidió con la Presentación del Señor, una fiesta íntimamente ligada con el significado del ministerio sacerdotal: ser luz y guía para los demás. Durante su homilía, Mons. Lorca Planes recordó el pasaje en el que María y José llevan al Niño Jesús al Templo, un gesto de humildad que, aunque pudo pasar desapercibido para muchos, fue reconocido por Simeón como el cumplimiento de la promesa divina. Con esta imagen, el obispo invitó a Gonzalo a vivir su sacerdocio con la misma entrega y sencillez, recordándole que, como pastor, su misión es llevar esperanza y luz a quienes lo necesiten.
Dirigiéndose directamente al ordenando, le animó a confiar siempre en Dios, a ser fiel y obediente, y a mantenerse firme en su vocación con alegría y entrega. «Que Cristo brille en tu interior y que tu palabra y testimonio sean faro para quienes te rodean», le exhortó con cariño. También le recordó que la clave del sacerdocio no es buscar reconocimiento personal, sino ser instrumento de Dios para los demás.
Después de estas palabras, llegó el momento más esperado: la imposición de manos y la oración consagratoria. En un clima de recogimiento, Gonzalo recibió el sacramento del Orden Sacerdotal, en ese instante, el joven diácono se convirtió en sacerdote, listo para servir con humildad y amor. A continuación, fue revestido con la estola al modo sacerdotal y la casulla, ungido con el Santo Crisma y se le entregó el cáliz y la patena.
Tras el abrazo del obispo, de sus hermanos sacerdotes y de la celebración de la Eucaristía, Gonzalo dirigió unas palabras de agradecimiento, en las que recordó con especial cariño los momentos clave de su camino vocacional, desde su ingreso en el seminario menor hasta el día de su confirmación. Su gratitud y alegría eran evidentes, reflejando el profundo significado de este día para él y para toda la comunidad.
Con esta ordenación, la Iglesia y el Seminario se alegran por la llegada de un nuevo sacerdote y da gracias a Dios porque sigue llamando jóvenes a su servicio. Para Gonzalo, este es solo el comienzo de una vida de entrega y amor por Dios y por los demás. Sigamos rezando por él.
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