El pasado 1 de junio tuvo lugar en el Seminario Mayor San Fulgencio la vigilia de oración por las vocaciones sacerdotales.
Una vez más, gracias a Dios, la respuesta del pueblo fiel fue abrumadora pues era la última del curso y muchos de ellos no quisieron faltar a su cita con el Señor.
Resaltar que, dado la proximidad de la celebración de Pentecostés, la vigilia estuvo centrada en el Espíritu Santo y en su trascendencia para nuestra vida, pues con la gracia de Dios podemos responder a lo que la Iglesia nos pide cada día.
En esta ocasión el testimonio vocacional estuvo a cargo del seminarista, ya diácono, de sexto curso, Javier Conesa Carrillo, que con su impronta personal nos expuso como había sido su itinerario de fe hasta llegar al momento actual y su experiencia frente a su cercana ordenación.
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