Testimonio vocacional de Andrés Caballero
"La alegría de la respuesta a la llamada de Cristo y su fidelidad superan con creces toda duda y dificultad"
Me llamo Andrés, tengo 20 años y soy de Caravaca de la Cruz, de la parroquia del Salvador. Soy el menor de tres hermanos, dos chicas y yo. Nací en el seno de una familia cristiana en la que, a pesar de no ser demasiado practicante, mis padres me educaron en la fe y se preocuparon de que recibiese los sacramentos de la iniciación cristiana. En cuanto a la trasmisión de la fe tengo que destacar la figura y testimonio de mi abuela Pura que si era una mujer religiosa y con la que siempre tuve una relación muy especial.
Para buscar el inicio de mi vocación tengo que remontarme a mi más tierna infancia. Desde que tengo uso de razón he tenido una inclinación natural a las cosas del Señor. Con apenas cuatro o cinco años jugaba a celebrar la misa, a predicar desde la escalera de casa y a hacer procesiones con mis primos. Poco tiempo después, con ocho años comencé a ser monaguillo en mi parroquia, donde conocí a dos sacerdotes, mi párroco y “el cura Paco” que siendo totalmente distintos me han ayudado con su vida a descubrí la belleza de la vocación sacerdotal.
El tiempo fue pasando, recibí la primera comunión, fui a algún campamento del seminario menor, empecé la ESO en el colegio de nuestra Señora de la Consolación y continuaba en la parroquia y con esa inquietud vocacional. En el año 2012 con motivo de la proclamación de San Juan de Ávila como doctor de la Iglesia visitaron mi parroquia sus reliquias y fue durante la oración que se hizo ante estas reliquias cuando decidí hablar esto con mi párroco, que me llevó a hablar con el Rector.
Comencé a venir al seminario menor en familia y un año y unos meses después comencé a vivir en el seminario menor junto con otros cinco chavales. He pertenecido al seminario Menor de "San José" de nuestra diócesis durante seis años y al volver la mirada a estos años no puedo más que dar gracias a Dios y a la Iglesia por esta institución que forma cristianos y custodia la vocación de muchos chavales durante la adolescencia.
Actualmente estoy en segundo curso del Seminario Mayor y, a pesar de que tanto en los años del menor como en estos dos del seminario mayor no han faltado crisis y momentos complicados, sin duda la alegría de la respuesta a la llamada de Cristo y su fidelidad superan con creces toda duda y dificultad.
“Tú me has llamado, y me has llamado insistentemente, y has suprimido mi sordera.” (San Agustín)
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