Testimonio vocacional de Álvaro Sánchez
"Quiero mostrarle a la gente que Cristo vence a la muerte"
Me llamo Álvaro y soy de Puerto Lumbreras. Sin mi parroquia, Nuestra Señora del Rosario, no se puede entender mi vocación y sin esta misma advocación, la del rosario, junto con el grupo parroquial al que pertenecía me hubiera costado más llegar a Jesucristo.
Desde pequeño siempre quise ser muchas cosas, la primera creo que fue ser médico (dentro de esta también quise ser muchas especialidades), músico, fontanero, rapero, empresario, futbolista, aunque en el fondo nunca me apasionó del todo, y muchas cosas más. Pero hubo un día con 10 años, no recuerdo bien, que me planteé ser cura, tampoco recuerdo bien porque fue, tal vez por que me gustaban algunas partes de la misa, por piedad, pero sobre todo porque gustaba transmitir la idea de Dios que tenía.
Esta inquietud se la planteé a mis párrocos y a mis padres unas cuantas veces, el interés y el celo de ser ministro de Dios en la tierra no se enfrió del todo, pero pasó a un segundo plano y siempre estuvo ahí durante mi adolescencia. El tiempo transcurrió y pasaron los años, la etapa del instituto fue como una montaña rusa para la práctica de mi fe hasta que, tras las catequesis de confirmación, más el deporte que practicaba (ciclismo, natación entre otros) y la superación personal que se me requería hacían que el sufrimiento tras los entrenamientos extenuantes, me enseñaran la disciplina y demás valores para ser cristiano hoy en día.
Todo esto y tras haber confirmado el Espíritu Santo en mi corazón mezclado con las pocas expectativas de futuro con las que me matriculé en bachillerato, demás desengaños con cosas materiales (como el querer ser famoso para perdurar en el tiempo), y tras estrellarme con la bici y caer del caballo de la incertidumbre de la nada y desolación que se respira en mi generación, hicieron que se cambiaran las tornas y la ambición fuera ahora la de la salvación mía y las de otras almas. Mostrarle a la gente que Cristo vence a la muerte.
Ahora en adelante sigo viviendo el mismo discernimiento dentro del seminario mayor "San Fulgencio", cursando bachillerato en el curso propedéutico, pero con una constancia y alegría mayor que las que viví en mi adolescencia. Llegue o no a ser sacerdote, llegue o no a haber un cielo, me cuesta no creerlo por los momentos que me regala Dios día a día en lo cotidiano, aunque también haya momentos de cruz. Espero estar a la altura algún día para a servir.
¡Rezad por mí!
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