Testimonio de Andrés

Me llamo Andrés, tengo 22 años y soy de la parroquia de La Purísima- San Félix de Zarandona.
Mi vocación podría decirse que comenzó cuando tenía 9 años. Después de hacer la primera comunión, me alejé unos meses de Jesús y de la parroquia pero al empezar el nuevo curso escolar, jugando en el patio del colegio con mis amigos, me invitaron a ir a la parroquia para ayudar al sacerdote de mi pueblo como monaguillo.
Me impresionó ver la alegría del párroco y la paciencia que tenía con los monaguillos, pues éramos unos veinte monaguillos y, como os podéis imaginar, las Misas eran muy divertidas. Descubrí que Dios era alegría infinita y desde entonces empecé a vivir una unión más estrecha con Jesucristo.
D. Fco Aroca, mi cura, nos invitó a dos de los veinte monaguillos a ir a un encuentro que se celebraba en el Seminario. Aquella casa me impresionó y, hablando con los seminaristas menores y el formador, sentí que el Señor quería algo más de mí. Entonces pensé, qué felices los veo, ¿Por qué no sacerdote? Estuve pesando esta pregunta durante un año, hasta que volví ha ir al encuentro de monaguillos, donde me pregunte otra vez ¿Por qué no sacerdote?
Se lo conté a mi párroco y a mis padres y me animaron, y así comenzó mi etapa en el Seminario Menor, que ha durado nueve años por los que doy gracias a Dios y a la iglesia, y que nunca olvidaré.
Tengo que dar gracias a Dios porque me ha dado una familia que siempre me han apoyado en mi vocación sacerdotal. En verdad me costó mucho decírselo a mis padres, cuando llegue del encuentro de monaguillos sentí algo en mi, que quería decírselo a mis padres y cuando se lo dije me sentí lleno de alegría, porque me dijeron que sí. A partir de ese momento sentí que cambio mi vida.
El último año, antes de entrar al Seminario Mayor es donde surgieron las dudas, pero puedo decir que gracias a esas dudas, he sentido más fuerte la llamada de Dios y mi amistad con ÉL.
Ahora estoy cursando cuarto de teología, puedo decir que en estos años ha habido momentos buenos y malos, pero con muchos regalos del Señor. A cabo diciendo una frase de Santa Maravillas de Jesús, la cual resumiría toda vocación: “Lo que Dios quiera, Como Dios quiera y Cuando Dios quiera”, que nos pongamos en manos del Señor y de la Santísima Virgen María y confiemos en su Hijo y nos dejemos guiar por Él en todo momento.
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