La tarde de este pasado martes 12 de febrero nos gozamos de acoger en nuestro Seminario “San Fulgencio” a quien desde 2010 es Obispo de la Diócesis de Gurué (Mozambique), D. Francisco Lerma, natural de la pedanía murciana de El Palmar. En su periplo anual por Europa no deja de guardar una fecha para visitar nuestro Seminario, que es también suyo, porque aquí fue donde se gestó su vocación y donde pudo discernir con claridad que Dios le llamaba a ser misionero de la Consolata. Pero como él mismo nos contaba, ello no le ha restado ni un resquicio de su identidad de murciano y de sentirse muy vinculado a la diócesis de Cartagena.

Con él compartimos la Eucaristía y en su homilía nos habló de cómo, desde hace más de 50 años, la Diócesis de Cartagena ha sido rica en misioneros y ha dado frutos generosos de evangelizadores por muchos países. En este sentido nos refería la importancia de mantener la tensión misionera a la que nos invitan los últimos documentos de la Iglesia referidos a la evangelización: Evangelii Nuntiandi (de San Pablo VI) y Evangelii Gaudium (de Benedicto XVI y Francisco).

Posteriormente tuvo a bien quedarse a cenar con nosotros y nos planteó la estructura de su labor de misión: sostenida por tres pilares: la fe (por medio la acción catequética y de las liturgias de la Palabra –más habituales que aquí por falta de clero-); la esperanza (la celebración de los sacramentos, que se ve obligada a diferirse en el tiempo por falta de sacerdotes) y la caridad (la acción social directa al servicio de Cristo en los otros).

Y también nos comentó cuales son las líneas maestras en las que se sustentan las vocaciones de sus seminaristas, desde la tríada de formación, consagración y misión.

Damos gracias a Dios y le pedimos que fortalezca a don Francisco en su ministerio y bendiga a su diócesis africana con grandes frutos.

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