Un año más, el equipo de Pastoral Vocacional de nuestra Diócesis de Cartagena hizo un llamamiento a sacerdotes, seminaristas, religiosos, religiosas, novicios y laicos a participar en la Esperanzada 2015. Esta peregrinación tiene como meta el Santuario de Nuestra Señora de la Esperanza, patrona de Calasparra: de ahí su nombre. En este evento, que se realiza ya por segundo año consecutivo, han participado alrededor de 200 personas.

La peregrinación se inició el pasado viernes 24 de abril en la Basílica–Santuario de la Santísima y Vera Cruz de Caravaca. Alrededor de las 17:30 horas tuvo lugar una oración y bendición de los peregrinos con la reliquia de la Santa Cruz, y posteriormente comenzó la caminata hacia la Parroquia de Santa María Magdalena de Cehegín, donde, a las 20:00 horas, se celebró la Eucaristía con todos los sacerdotes presentes en esta Esperanzada y el párroco de la misma, así como los fieles que recibieron a los peregrinos. Cabe destacar la presencia de D. Jesús Aguilar, Vicario de la Zona de Caravaca–Mula que, en nombre del señor Obispo, nos acompañó en el camino.

Tras la Santa Misa, los peregrinos se alojaron en un polideportivo y pasaron allí la noche. Al día siguiente, la jornada comenzaba con la celebración de la Eucaristía en la Iglesia del Convento Franciscano de Nuestra Señora de las Maravillas, patrona de Cehegín, en un día en que la Iglesia celebraba a san Marcos, evangelista. Tras la celebración, se emprendía el camino hacia Calasparra.

Pasados siete kilómetros, la peregrinación hizo parada en la pedanía ceheginera de Canara, donde se hizo el rezo del Regina Caeli, alrededor de las 12:00 horas. Ésta fue una oración que nos recordó la presencia de María en todo nuestro camino, a la hora en que dijo sí al ángel cuando le anunció que iba a ser la madre del Señor. La siguiente parada fue para comer en la zona del Embalse del Argos, a mitad de camino hacia Calasparra. Tras la comida, tuvo lugar una catequesis sobre la caridad que nos ayudó a ver la caridad como un don de Dios, llamado a vivirlo en nuestra vida. Nos acompañó el buen tiempo, por lo que la estancia en este paraje fue muy agradable.

Alrededor de las 17:00 horas reemprendimos el viaje, pasando por la pedanía limítrofe de Valentín y entrando en el municipio de Calasparra. Pasadas las 19:00 horas, llegamos a la ciudad de Calasparra y allí pudimos asearnos y descansar del largo día de camino. Tras la cena, tuvo lugar una Vigilia de Oración por las Vocaciones, a las 22:00 horas, en la Iglesia de Nuestra Señora de la Merced, enfocada a la misericordia. Numerosos sacerdotes se pusieron a disposición de los fieles que desearon recibir el Sacramento de la Penitencia, indispensable para recibir la indulgencia plenaria que podía lucrarse en la peregrinación.

En la mañana del domingo, tuvo lugar una oración alrededor de las 10:00 de la mañana en la ermita de los Santos Mártires Abdón y Senén, patronos de Calasparra, y posteriormente, la peregrinación se encaminó definitivamente hacia el Santuario de la Esperanza, en un trayecto marcado por el rezo del Santo Rosario con un carácter vocacional. A lo largo de los días, se fueron uniendo cada vez más peregrinos al grupo inicial.

Siendo las 12:00 de la mañana, tuvo lugar la llegada al Santuario y la celebración de la Eucaristía. Fue presidida por el Obispo de nuestra Diócesis, D. José Manuel Lorca Planes, y en ella también concelebraron todos los sacerdotes que nos acompañaron. El templo del Santuario, característico por ser una cueva excavada en la roca en la que se apareció la imagen original de la Santísima Virgen de la Esperanza, estaba a rebosar de fieles, no solamente peregrinos, sino venidos de Calasparra y también de otras zonas. La jornada acabó con una comida fraterna entre todos los peregrinos y un tiempo festivo con juegos. Finalmente, nos despedimos de la Santísima Virgen con una pequeña oración de acción de gracias a la que es Madre de la Esperanza. Con sus brazos extendidos muestra su amor a todos sus hijos.

En esta peregrinación han participado Franciscanos, Hermanas Apostólicas de Cristo Crucificado, Misioneras de la Sagrada Familia, Salesianas del Sagrado Corazón, Esclavas de Cristo Rey, Hermanitas de la Anunciación, Hermanitas de Jesús, Franciscanas de La Purísima, Hermanas de la Consolación, Misioneros Javerianos, Siervas de Jesús, Franciscanas de los Sagrados Corazones y Misioneras de la Caridad. Asimismo, también se destaca la presencia de formadores y seminaristas de los Seminarios Diocesano Menor y Mayor San Torcuato de la Diócesis de Guadix; Seminarios Diocesanos Misionero Redemptoris Mater, Menor San José y Mayor San Fulgencio de nuestra Diócesis de Cartagena; así como seglares, niños, jóvenes y adultos de distintas parroquias, asociaciones y movimientos de nuestra Diócesis.

Sólo cabe dar gracias a Dios por este acontecimiento y a la Santísima Virgen por acompañarnos en nuestro camino. Asimismo, cabe agradecer a nuestro Obispo por el ánimo constante y por su presencia entre nosotros, al Vicario de la Zona de Caravaca–Mula, D. Jesús Aguilar, a los formadores de los seminarios y sacerdotes que nos han acompañado; al equipo de Pastoral Vocacional; a todos los agentes de seguridad que han velado en todo momento por el buen funcionamiento de la peregrinación: a los Ayuntamientos de Caravaca de la Cruz, Cehegín y Calasparra, a la Policía Local, Guardia Civil y Protección Civil.

En definitiva, esta Esperanzada ha sido todo un encuentro con el Señor en la oración, en la Eucaristía y en los hermanos que han peregrinado junto a nosotros. Pero no sólo eso: María, Nuestra Señora de la Esperanza, también ha caminado con nosotros, y así lo hará durante toda nuestra vida, que no es sino un peregrinar hacia el cielo.

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