Gran parte del Seminario Mayor y algunos seminaristas menores han participado estos días en la JMJ 2016 en Cracovia unidos a la peregrinación diocesana que ha organizado la Delegación de Pastoral Juvenil. Más de 80 peregrinos salíamos la noche del 18 de julio rumbo a Polonia, al encuentro con el Santo Padre y con Jesús. Han sido días de verdadera alegría en los que cada cual ha podido experimentar la Misericordia que mana cada uno de los lugares que hemos podido visitar. En este camino nos han acompañado los formadores de los Seminarios Mayor y Menor, D. José Antonio y D. Jesús, así como otros presbíteros, entre los que estaban D. Miguel Ángel y D. Sergio, neopresbíteros ordenados días antes de este evento, y D. Antonio Jímenez del Amor, delegado de Pastoral Juvenil, así como otros tantos sacerdotes que han querido participar de estos días de convivencia y encuentro.

Tras el largo camino en autobús, los peregrinos murcianos llegamos a Koscian, donde pudimos visitar el pueblo y sus alrededores. Por la tarde, tras una maravillosa Eucaristía de bienvenida las familias que nos acogían en sus casas nos recogieron, y después participamos junto con otros peregrinos y con muchísimas familias de una preciosa fiesta. Así mismo, nos acercamos al monasterio de benedictinos de Lublín, dedicado a la Natividad de Jesús, el primer monasterio fundado en Polonia. Tuvimos momentos lúdicos y de descanso en una finca cercana a Koscian, donde nos prepararon numerosas actividades para poder disfrutar de las tradiciones polacas y de su gastronomía más típica.

Durante nuestra estancia en Poznan realizamos numerosas actividades, como la Renovación de las Promesas Bautismales en la Catedral recordando el aniversario del bautismo de Polonia en dicho lugar, varios festivales, una Eucaristía multitudinaria, visitas a los lugares más importantes de la ciudad, catequesis, charlas y formaciones... En esta ciudad también se dieron grandes encuentros con la Misericordia de Dios gracias al Sacramento del Perdón, así como encuentros con Jesús en los tiempos de oración.

El día 25 nos reunimos con todos los españoles en el santuario de María Jasna Góra, más conocida como la Virgen de Czestochowa, patrona de Polonia. Durante la mañana tuvimos tiempo de oración y también de descanso y esparcimiento. Muchos aprovecharon para acercarse a la Madre y presentarle sus oraciones en un templo que estaba abarrotado por jóvenes todo el tiempo. Por la tarde miles de peregrinos nos congregamos para celebrar nuestra fe en la explanada del santuario, mostrando nuestra alegría de poder estar juntos en camino hacia Cracovia, al encuentro del Santo Padre.

Durante los días centrales de la JMJ nos alojamos en Bochnia, también en familias que generosamente nos abrieron sus puertas. Desde allí nos trasladamos a Auschwitz para visitar y contemplar el campo de concentración y exterminio. Fueron unos momentos verdaderamente impresionantes, momentos de meditación y silencio, de oración y reflexión. También en este lugar, cerca del barracón donde murió San Maximiliano María Kolve, realizamos una oración, recordando que en medio aquel lugar de muerte también Dios se hacía presente en el amor y la caridad, en la entrega desinteresada a los demás.

En Bochnia participamos de las catequesis de los obispos y de las celebraciones de la Eucaristía junto con otros cientos de españoles. En estos días el icono de la Inmaculada joven, que fue bendecido en el pasado Encuentro Europeo de Jóvenes 2015 de Ávila, nos acompañó, visitando las tres parroquias del pueblo. El día 27 fuimos al santuario de San Juan Pablo II y al santuario de la Divina Misericordia, lugares verdaderamente importantes en nuestra peregrinación. La oportunidad de poder mirar la imagen de Jesús, de cuyo corazón brota y mana la Misericordia Divina, fue una gracia. Tras esta visita fuimos a Wadowice, pueblo natal de San Juan Pablo II, y finamente realizamos una visita nocturna a las minas de sal de Bochnia.

El jueves 28 fuimos a Cracovia para el acto de bienvenida del Santo Padre en Blonia. Así mismo, el viernes participamos en el Via Crucis presidido por el Papa Francisco en el mismo lugar, tras el cual nos alentaba  a ser sembradores de esperanza en nuestro mundo, pues Jesús sufre con los que sufren, Dios está en ellos.

El sábado, después de la Eucaristía en Bochnia, marchamos rumbo al Campus Misericordiae, donde tuvo lugar la Vigilia y la Eucaristía del domingo con el Papa. Durante la Vigilia de Adoración, en el silencio de la noche fueron miles los jóvenes que se conmocionaron, que tuvieron un verdadero momento de encuentro con Jesús. El Santo Padre nos invitó en esta noche a orar sobre todo por aquellos que sufren los desastres de la guerra, del odio y la discordia, y nos alentaba a que nuestra respuesta ante el odio sea la fraternidad, la amistad, la comunión, la familia... Nos llamaba, así mismo, a no ser jóvenes de sofá, a no ser jóvenes jubilados, sino a ponernos las zapatillas y andar.

El domingo, en la Eucaristía de envío, el Papa Francisco nos llamaba a acercarnos a Jesús, a no tener miedo de nuestra estatura, como Zaqueo, y buscarlo. "Dios cree en nosotros más que nosotros mismos" decía el Santo Padre en la homilía, "siempre nos espera con esperanza, incluso cuando nos encerramos en nuestras tristezas, rumiando continuamente los males sufridos y el pasado". Finalmente nos invitó a hacer silencio para rememorar cada momento de este encuentro, dando gracias a Dios por todo lo recibido.

Una vez terminado el encuentro comenzamos nuestro camino de vuelta a Murcia, cargados de miles de experiencias con los hermanos y especialmente con la Misericordia de Dios. Los testimonios de cada peregrino en los autobuses, las conversaciones, la convivencia... nos han dado el último aliento para, después de este tiempo de gracia, llevar a los de nuestro entorno a alegría de haber sido tocados por Jesús. 

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