Del 19 al 24 de junio, Juan Pablo Palao y Carlos Delgado, seminaristas de primer y cuarto curso, han acompañado a la Hospitalidad Murciana de nuestra Señora de Lourdes en su XLVII Peregrinación Diocesana.
Han sido días en los que hemos estado integrados en la actividad que habitualmente desempeña la Hospitalidad en el cuidado y atención a los enfermos de la Diócesis.
La tarde de la llegada a Lourdes, tuvimos una reunión por servicios en la que se distribuyeron las tareas que íbamos a tener asignadas cada uno. Posteriormente tuvo lugar la acogida de peregrinos; la penitencial de enfermos; la presentación de la Peregrinación; la Escuela de Formación para los voluntarios de primer año de servicio; la Penitencial de peregrinos, y a las 22:45 el Rosario frente a la gruta.
El resto de días, la jornada comenzaba a las 6:15 en la explanada de la Virgen Coronada, con la Oración y acción de gracias por el día que comenzaba. Después nos dirigíamos cada uno a nuestro servicio, preparando a los enfermos para las distintas actividades que estaban organizadas. Hemos podido disfrutar de una Misa Pontifical en la Basílica de San Pío X; de acompañar a los enfermos en las piscinas; de una Procesión con el Santísimo; de la reunión de los jóvenes con el Obispo; de la Unción de enfermos; de una Hora Santa de enfermos; de un Vía Crucis con los peregrinos en el camino de la Cruz; del paso de los enfermos por la Gruta; de la convivencia de la Peregrinación; de una Conferencia cuyo tema era "María, Madre de ternura y caridad"; y de una Procesión de antorchas.
Hemos de agradecer la acogida que hemos tenido por parte de los voluntarios de la Hospitalidad de Lourdes, que nos han integrado y han estado pendientes de nosotros en todo momento. Igualmente hemos de agradecer el trato con los enfermos, que ha sido un regalo, habiéndonos dado mucho más cariño ellos a nosotros que lo poco que nosotros hayamos podido ayudar a ellos. Y por último la participación en todos los actos de liturgia, que han constituido una ocasión única de aprender estando al servicio de los maestros de ceremonia de Lourdes, y todo ello, en un entorno incomparable.
Pedimos por último a la Virgen que seamos capaces de transmitir en nuestros lugares de residencia todo aquello de lo que nos hemos llenado en estos días, y que podamos dar testimonio del amor que Dios y la Virgen nos tienen, y que otro año más se ha derramado en esta Peregrinación.
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