El día 22 de julio daba comienzo la convivencia vocacional organizada por nuestro Seminario Mayor de San Fulgencio, bajo el lema “Mira que estoy a la puerta y llamo”. En la casa de espiritualidad “Mar de Galilea” de Los Urrutias nos reunimos durante toda una semana Seminaristas mayores, aquellos jóvenes que han estado realizando durante este año la experiencia del Preseminario y otros, que desde distintas situaciones y realidades venían a tener un encuentro con Dios, teniendo la valentía de preguntarle: “¿Qué quieres de mi?”

Para esto, en el corazón del Año de la Fe, hemos reflexionado sobre el camino que cada creyente recorre en su vida con Cristo, camino que nos conduce a una llamada concreta: desde la llamada a la vida, y a la fe por el Bautismo, hasta la reflexión sobre el primer encuentro, la llamada a una amistad y a la vocación específica. La catequesis y puesta en común que cada día teníamos por grupos, nos permitió compartir las vivencias, los miedos, las ilusiones que en nuestro camino vocacional, o en nuestra búsqueda aparecen.

Teniendo como centro la Eucaristía y la oración, hemos podido experimentar la alegría de vivir cerca de Cristo, y la felicidad que se encuentra cuando sin miedo nos ponemos de cara a Él dispuestos a cumplir su voluntad. Esta alegría se reflejaba en el resto del día donde el ambiente festivo y fraterno llenaba todas las actividades.

Esta convivencia nos permitió además permanecer unidos a todos los jóvenes del mundo, que durante esa semana se congregaban en Río de Janeiro junto al Papa Francisco. La oración por ellos, la lectura y el comentario de algunos de los discursos del Papa, estuvo muy presente en nuestra convivencia. Pero sobre todo destacamos el encuentro tenido en San Javier-Santiago de la Ribera, donde con otros jóvenes de la Diócesis participamos de una Vigilia de Oración en comunión con Río. Allí el Papa nos exhortó con unas palabras que pueden resumir el objetivo de la convivencia: “También hoy el Señor sigue necesitando a los jóvenes para su Iglesia. Queridos jóvenes, el Señor los necesita. También hoy llama a cada uno de ustedes a seguirlo en su Iglesia y a ser misioneros. Queridos jóvenes, el Señor hoy los llama. No al montón. A vos, a vos, a vos, a cada uno. Escuchen en el corazón qué les dice.”

Que el Señor nos bendiga y haga que está convivencia de como fruto vidas que se entreguen sin reservas a la voluntad del Señor.