Desde el pasado domingo 13 de enero, en nuestro Seminario Diocesano  San Fulgencio, se ha realizado un triduo en honor a San Fulgencio, patrón de nuestro Seminario y también de nuestra Diócesis.

Las predicaciones, de esos tres días previos corrieron a cargo de los diáconos de nuestra comunidad, recientemente ordenados, así, el primer día, domingo 13 Francisco Martínez García nos habló de San Fulgencio como modelo de sacerdote ungido por Dios partiendo del texto de Hch 10, 34-44, y llevándonos a reflexionar sobre la condición de consagrado por Dios y para Dios. Nos expuso que una consecuencia clara es que, a imitación de Cristo, la oración ha de estar en el centro de la vida del que quiere seguir a Cristo en el sacerdocio para poder dejarnos transformar y madurar por el poder del Espíritu y vivir con mayor integridad nuestros compromisos.

El lunes 14, Javier Mateos Mulero nos predicó sobre la gracia de la elección de Cristo partiendo del evangelio de Mc 1, 14-20. Puso la atención en que ante el don recibido de poder ser colaboradores de Cristo, redes en sus manos, ministros de su humildísimo reino, amigos verdaderos…es una oportunidad preciosa que debemos aprovechar de todo corazón, como lo hizo también San Fulgencio.

El martes 15 fue el turno de Álvaro Garre Garre, que desplegó todos sus conocimientos teológicos para introducirnos en la autoridad de Jesús en Mc 1, 21: autoridad desde el amor, desde el servicio, autoridad del Padre recibida y para su pueblo ejercida, autoridad incluso sobre los espíritus rebeldes y sobre la naturaleza misma. Una autoridad que sabe dar a cada uno lo suyo y que llena de amor y de sentido el obrar cotidiano del hombre. De lo contrario, la autoridad se desnaturaliza y se convierte en un poder idolátrico que envilece a quien lo detenta y oprime a quien lo padece. Es lo que pasaba con los escribas, que ejercían un poder que asfixiaba al pueblo con preceptos y prohibiciones carentes, la mayoría de las veces, de la misericordia divina. En este sentido la Iglesia nos proponía también a San Fulgencio, modelo de pastor del pueblo santo de Dios, el cual necesita y pide ser regido por la autoridad de la caridad.

Finalmente en las laudes del día 16, miércoles, Don Sebastián Chico, rector del Seminario, nos recordó que los años convulsos en que vivió San Fulgencio no fueron diferentes de los que hoy vivimos, pues no faltan cruces y preocupaciones en la vida de cada uno. Y por eso en cada época se necesitan luminarias que alumbren nuestras vidas, como lo fue el  santo pastor para sus fieles.  Y tras el breve ínterin después del desayuno, a las 11:30 tuvimos la solemne Eucaristía en rito hispano mozárabe en la Catedral de Murcia, cantada por los seminaristas y tras el tradicional bocado de boniato con vino dulce en el Palacio Episcopal, pudimos compartir la comida con nuestro obispo D. José Manuel Lorca Planes en el Seminario, que nos animó a perseverar con firmeza por el camino de la vocación.

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